martes, junio 13, 2006

con el permiso del guarda y del conductor paso a entregarles...

Como vengo viajando en los medios de transporte capitalinos (léase ómnibus o bondi) desde los 11 años -antes solo subía al "autobús volador" del Parque Rodó- he visto bastante cosa, asi que me armé un Top Ten con los 10 momentos mas difíciles vividos sobre dichas ruedas y elegí una para contarles.
Quedaron afuera otras historias como: un bombardeo de piedras en el 113, un cantor que interpreta canciones de su autoría (realmente insoportable, siempre cantaba el mismo tema y apestaba, como cantante y compositor… hay testigos!), un perro que se subió de vivo al 427 y corría de un lado a otro del pasillo sin que nadie lo pudiera bajar, una piba a la que se la trancó la mochila en un asiento (se tenía que bajar pero no pensaba hacerlo sin su bolso, el guarda salió a su ayuda pero sin éxito) y una colada magistral que me mandé en un 64 a las 6 de la mañana.

Sin más preámbulos los dejo con la historia elegida, intitulada “Trifulca en el 427”.

Ubiquémonos en las 9.46 de la matina arriba de un 427 Paso de la Arena (también conocido por dar mas vueltas que el juego de las tazas del mismo Parque Rodó mencionado anteriormente) relativamente lleno. Auriculares al mango de por medio, asiento del lado de la ventanilla y sueño eran los factores que me aislaban de los acontecimientos que podrían suceder a mi alrededor.
Sin embargo, la voz fuerte de una mujer y movimientos de cabeza del resto de la gente intentando mirar para el sector del guarda, pudieron llamar mi atención. Bajo el volumen y acoplándome a la actitud del resto de mis colegas viajeros, me puse a escuchar lo que pasaba. Se había generado un ambiente de tensión que quebraba con lo cotidiano de cada viaje.

Al parecer, una señora había subido a dar a los somnolientos viajantes, un vital consejo sobre la vida y la fé, recomendando nos acercáramos a la palabra de Dios que allí estaba la salvación y bla bla bla. El recitado se vio interrumpido cuando una de las pasajeras, sentada en los primeros asientos del ómnibus exclamó (de forma tal que hasta el mas dormido se despertó de su siesta, sobrepasando la voz de Fernando Vilar, si el del informativo… iba escuchando su programa de radio) : “¡déjese de joder señora con la palabra de Dios! No puede ser que una va a trabajar tranquila y se tenga que bancar su sermón todos los días! ¡Todos los días se sube a la misma hora, porque no sube a otro ómnibus!”.
La doña quedó atónita e interrumpió su discurso quedando sin habla. Mientras, la otra, como si fuera una ahorrista del Banco Montevideo puteando a los Peirano a la salida del juzgado; seguía diciendo que era una falta de respeto, y que todas las mañanas subia a decir lo mismo.

La doña del sermón, se recobró del shock provocado por la repentina exaltación de la pasajera, y no se le ocurrió mejor idea que pedirle disculpas sellando el hecho con un beso y abrazo a la mujer ofendida!!!. Si, literalmente, sin metáforas, se abalanzó sobre la ofendida laburante intentando abrazarla para que se note que el pedido de perdón era sincero; la doña parecía como que se hubiera reencontrado con un familiar que no veía hace tiempo. Obviamente, la pasajera no quiso saber de nada con su demostración de afecto, y tratándose de sacar de encima a la sermonera le decía “¡salga señora, no me toque!”.

Ahí yo dije, bué… se armó la gorda acá mismo, pintó trifulca y hay que ponerse en algún bando. Por un lado, la del sermón no estaba jodiendo a nadie, es peor que suban a cantar temas de Montaner y desafinen (sin desafinar igual es jodido así que es lo mismo, saquen lo de desafinar). Pero la actitud de la otra tampoco es para desmerecer, hay que tener aguante para armar quilombo en un bondi, no es moco de pavo.
Mientras yo trataba de decidir mi posición, parece que el resto de los viajantes estaban en lo mismo. Un hombre desde el fondo gritó: “¡no jodan che, encima que estoy llegando tarde se ponen a discutir pavadas!”. A esto le siguieron varios comentarios como: “que ganas de armar quilombo” o “si, la verdad, yo tampoco quiero escuchar bolasos de la religión a esta hora”, entre otros. Los nuevos pasajeros que iban subiendo, miraban para todos lados no entendiendo un pomo, no sabían si era la realidad o una representación artística con el fin de recaudar fondos bajo el lema “el que desee colaborar lo puede hacer con cualquier moneda… cualquier monedita sirve” o “sigo entregando” (no, perdón, esta se usa en otros casos).

La quilombera intentando evadir el beso y abrazo, se levantó y se cambió de asiento murmurando insultos. La sermonera, con la cabeza gacha decidió bajarse del bondi.

Ustedes se preguntarán a esta altura, que hacían los que dirigen el transporte, los que te gritan: “boletoooosss” cuando te quieren cobrar y vos vas colgado/a de la puerta de lo lleno que está; el que te atomiza con las cumbiolas a todo lo que da a las 10 de la mañana, y los que gritan con una voz que no es precisamente de locutor de radio: “vamos señora!, un pasito al fondo que hay lugar, colaboren que hay gente que quiere subirrrr” (acompañado por un golpeteo, igual de molesto, de una moneda contra el pasamanos). El chofer ni se inmutó (esta bien, era consciente de que la mayoría de los pasajeros estuvimos esperando como 20 minutos en la parada), y el guarda observando toda la discusión, no emitió palabra alguna hasta que la del sermón se retiró.
Ahí si, se le acercó a la señora, quien seguía argumentando su disgusto para con la mensajera de la palabra de Dios, y le dijo: “la próxima vez cállese la boca, porque este es mi trabajo y yo dejo subir a quien quiero, si la dejé subir a ella usted no tiene porque decirle lo que le dijo”. Uuuuuh!! sos re groso guarda eeh!, pensé yo. Si decía eso con la otra señora presente lo agarraba a besos y abrazos a él también, hubiera estado bueno. A la mujer le importó poco el comentario imperativo del guarda y seguía emitiendo todo tipo de epítetos contra la doña del sermón, la religión, Dios, su trabajo, el calor que hacía, el guarda, el recorrido del ómnibus, el precio del boleto, etc.

La señora esta ya era parte de la VIP de ese 427, cada uno que se bajaba pasaba por su lado y la felicitaba o relajaba, ella copadísima, cumplió con sus minutos de fama.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja! lo que me reí con esas historias, muy bueno che!
y me acordé de un par, durante mi larga estadía en la ciudad de la paz, de 22 años y algo si habré viajado en el maldito 468, si me habrán pasado cosas, como a todos claro!
recuerdo así al pasar algunas cortitas, una trágica rapiña que terminó con el guarda herido en una pierna y la mitad de omnibus llorando a moco tendido (quien escribe incluida en el grupo de los que lloran, como no puede ser de otra manera), una simpática y tierna historia en la que quedé pegada; corría el año 2001 y yo me levantaba a las 5.45 para ir a facultad y poder llegar a las 8... ese día me levanté tan dormida que cuando el guarda me cortó el boleto, en lugar de decirle "gracias" le dije "mamá", mamá? el tipo me miró tan tentado que no dudé en ocultarme tras la bufanda y seguir caminando por el pasillo más rápido que lo normal, me senté en el fondo y me reía sola!
por el momento son las que recuerdo, seguro que me olvido de algo, aunque quiero hacer énfasis en ésta última...
yo le llamo "al botón de la botonera!"
hace un par de años, salía como muchos domingos de ver una obra en no me acuerdo qué teatro con mi amigo diego... esperabamos en la parada del 468 de fernandez crespo y mercedes, cuando por fin se asomó el bondi, beso, beso y me subí... al momento de subirme escucho "piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", el conductor cobrador me cortó el boleto y caminando por el pasillo la gente tenía cara de contrariada por la situación, iban pocas personas pero todas atomizadas por el pitido constante ese... yo miraba y no encontraba la fuente de tan molesto ruido, y así se fue el bondi hasta la paz, 58 minutos de "piiiiiiiiiii", infartante... no había música, ni vendedor ambulante que tapara el maldito ruido!
cuando llegamos a destino, decidí bajarme por la puerta de adelante y sacarme la duda preguntandole al chofer, "qué es ese ruido?", el tipo tenía una cara de endemoniado que no podía más, tb iba atomizado! y me contesta casi fuera de sí "es el botón de pedir la parada se trancó y desde portones que viene así, no lo pude arreglar" chan! así fuimos, todo el camino pidiendo bajar!

todo muy lindo con tu blog diego, pero no puedo hacer comentario alguno porque solo permite hacerlos a aquellas personas que tienen blog, me cagaron!

salu2 y muerte a los colectiveros que escuchan los grandes exitos de "la karibe" y malos pensamientos!!

Anónimo dijo...

Jejeee, linda historia aunque ya la conocia. Me estoy empezando a dar cuenta que serias una gran alumna de Braquet y Pittaluga gisse, los utianos me entenderan.
A mi no me pasan cosas en los bondis, porque sera q siempre me tocan los aburridos y los q van 2 por hora q te dan ganas de bajarte a empujar.
Una q te olvidaste gisse, es media vieja, lo comprendo por tu edad, es de cuando ibamos a la escuela, una vez el bondi no nos paro en la parada debida y se vivieron momentos de prfunda tension jaja, por pasarnos una parada nomas, me acuerdo q nos bajamos y empezamos a correr, q momentos.
Bueno, nos vemo en la proxima valors (o en casa capaz)
Viste Lucia que podias contar cosas interesantes sin llegar a intimidades, q mal pensada q sos!

Anónimo dijo...

Que lindo que es esto de leer, cuantas imagenes vineron a mi mente, me reconforta saber que no soy la unica que va a las 8 de la mañana en el bondi con la musica al mango en los auriculares, las viejitas me miran raro pero igual yo siempre les doy el asiento. Muy bueno el blog señora la felicito, al fin redacción de mas de diez palabras y con contenido!!! no te enojes Nicus el tuyo tambien me gusta mucho pero tu hermana tiene el uno!

gisselle dijo...

Lu: que lindo que compartas tus vivencias bondisticas (de bondi), vos si que me pasas en mi promedio horario, me arriesgo a decir que el 468 era como tu segunda casa. Podes seguir compartiendo tus experiencias tranquila con la people. No le podés decir al guarda un chiste interno nuestro che, que desubicada! (digo por lo de mamá).

Nico: no creo no que vaya a la utu, ya saben todos que para mi es una secta, y es difícil salir así que me abstengo. Me acuerdo si de la anécdota que contaste, cuando mamá me mandaba contigo y el otro peligro de Pablito a la escuela. El mismísimo 427 botón nos dejó en Rivera, eran como dos cuadras hasta la escuela!

Anita: se agradece! Pero no tenés que decir públicamente que mi blog es infinitamente superior al fotolog de Nico, capaz se ofende viste…
Pasá cuando quieras por acá, lo del contenido no te prometo nada, pero para leer por lo menos vas a tener!

Ernest dijo...

Buenasss, hoy fue la primera vez que entre a tu blog y me trajiste tremendos recuerdos de anecdotas bondisticas. Creo que tube una buena primera impresion de tu blog asi que tal vez me siga pegando una vuelta por aca. Que pases lindo y nunca te olvides de los ortibas de los inspectores que una vez me bajaron de un bondi porque perdi el boleto cuando me subi.

Fd. dijo...

PAHH, historias en los bondis hay miles, yo tengo varias de trifulcas o cuasitrifulcas, accidentes, etc. pero me embola escribirlas.

Me gustó la forma en que lo contaste.

salú

gisselle dijo...

ernest: segui pasando por acá que voy a realizar alguna que otra narración más de algunas vivencias que pasan en el asfalto. Yo con los inspectores nunca tuve drama por suerte, que mala onda ese que te hizo bajar!

emerre: bienvenido! y gracias por los elogios. Eso si, no me lo digan muy seguido que se me suben los humos.

Fd. dijo...

En verdad me pareció una mierda, pero quería dar una buena primera immmpresión.

No, mentira.

Ernest dijo...

si, todavia tengo pesadillas recurrentes con ese inspector!!!!

Anónimo dijo...

holaaa!!!
como me rei che!!!
muy bueno la verdad....

ahora me estoy intentando acordar de alguna que otra cosa del bondi pero se ve que yo tambien me subo a los aburridos.

lo que si me acuerdo es que una vez un niño se subió a repartir cajitas de chicles adam's...
yo particularmente odio que me encajen cosas cuando decis que no, como cuando decis que no te laven el vidrio del auto en una esquina pero ya antes de terminarselo de decir, te encajaron el coso lleno de jabon.
por esta razón, siempre encajo un "no" bastante severo y anticipado pero se ve que no tuvo mucho éxito, pues cuando mire hacia mis piernas, ya tenia las cajitas sobre mi.
la cosa es que por el "no" el niño se ve que quedo asustado o inclusive se olvido que me dio los chicles igual y por lo tanto no paso a recojerlos.....
como vi que pasaba mucho tiempo, mire para todos los rincones del bondi, pero me di cuenta que el niño ya se habia bajado y yo me quede con los chicles.... y bueno, me los tuve que quedar y disfrutarlos..... hice mal??

todavia sigo soñando que no los tendria que haber comido....
jjajajajajaja

bueno besos gigi, y como siempre excelentes tus historias ;)

diego dijo...

The sexiest guarda

Soy terrible para las anécdotas, siempre pensé que si un día iba al programa de Chichita no iba a saber qué decirle cuando me pidiera que le contara una… cuando leí la historia de Gisse del 427, pensé en alguna que me hubiera pasado en ese bus que últimamente estoy frecuentando. Es verdad que da más vueltas que un caracol y que en el sucede de todo. Nunca experimenté nada similar a lo de frutilla, pero en el 427 conocí a un guarda rompe corazones, como ningún otro.
Era un sábado, creo, en realidad ya debía ser domingo y era bastante tarde. Nos tomamos el 427 destino a Portones… Me acuerdo que me llamó la atención que el guarda fuera tan joven y estuviera vestido como si recién saliera de bailar, no porque estuviera muy empilchado, ni particularmente provocador, sino por toda ausencia de uniforme o distintivo…
A la altura de Luis A. de Herrera se subió un grupo de jóvenes jovencísimos que prácticamente llevaban el nombre de Midnight grabado en la frente. Obviamente volvían a sus casas después de una larga noche de pachanga… noche que para uno de ellos aún era insuficiente. El grupo estaba compuesto por chicos y chicas, de no más de 20 años. Resulta que uno de estos chicos en vez de pedirle el boleto, prefirió pedirle otro tipo de cosas a nuestro amigo guarda. A pesar de la postura inmutable de este último el muchachito se le acercaba libidinosamente, preguntándole si estaba trabajando y a qué hora salía. Al comienzo pensé que simplemente era una joda, producto de quién sabe cuántas cervezas. Seguro que la birra tuvo algo que ver para desinhibir a esta sujeto, pero no se cuánto de joda habría en el asunto. Después de repetirle una y otra vez lo lindo que era e insistir en esperarlo hasta que saliera, se dio por vencido al no recibir ni un pestañeo por respuesta. En un momento, cuando la distancia entre ellos era casi mínima, pensé que se iba a ir todo al carajo en un apasionado beso ahí mismo… pero creo que a veces Lucía tiene razón cuando dice que veo gays en todos lados. Bueno, acá al menos un gay veía.
Resulta que cuando el chico se cansó se fue a sentar y ahí, por primera vez el guarda esbozó una sonrisa… algo de todo eso, al menos, le había dado gracia… El guró se acomodó en su asiento, se abrazó, se conversó y se apretó a una de sus amigas! Yo ya estaba totalmente atónito y culpando también a las cervezas que yo mismo había consumido. Este era el ómnibus más lujurioso y promiscuo que había abordado nunca. Para mejor, el pibito tenía un ojo en la gurisa y otro en el guarda.
Cuando la situación era bastante incómoda, hasta para mí, el guarda comenzó a llamarle la atención el chico, con chistidos nada discretos. Aquella sonrisa se le desdibujó de pronto. Y el pibe ya no le daba bola. Entre chistido y chistido, con un gesto le señaló la parada, como avisándole que se tenía que bajar, cosa extraña porque el guacho nunca le pidió que le avisara de parada alguna (tal vez se lo susurró al oído y no alcancé a oirlo)… Lo cual me hizo pensar que posiblemente se conocieran mejor de lo que yo creía! Tras semejante escena de celos, el flaco se bajó por la puerta delantera, no sin antes intentar robarle un beso al guarda. Si, si… aquello ya daba para cualquier cosa. No tuvo suerte, pero el guarda no dejó de espiarlo por la ventanilla cuando se bajó...
Tal vez yo no lo supiera y él también fuera de la VIP del 427.