martes, agosto 15, 2006

Las atrapadas

Hace unos días me encontré con un compañero de la escuela. Haría como 10 años que no lo veía así que intentamos rápidamente ponernos al día, ninguno sabía por donde arrancar asi que me preguntó por mi carrera, yo copada le dije que me había recibido y tenía un laburo relacionado con lo que hice y que además me habían salido un par de cositas con las que estaba contenta...

Después de mi pequeña puesta a punto relacionada con las actividades estudiantiles y profesionales me tocaba preguntar a mi... ¿y vos? ¿que es de tu vida?. Para mi asombro (y envidia tal vez) me contó humildemente que se había ido de viaje, "estuve recorriendo Europa" me encaja. "Estuve unos años en España, y después estuve por Holanda, Bélgica y Alemania"... cri cri... grillos era poco. Me mató. Yo lo más lejos que he ido en estos años fue a Rio y por una semana, nunca un año o dos como este pibe. No es que me arrepienta de lo mio pero con 24 años ya conocerse Europa de punta a punta es bastante envidiable, no??

Encontrarme con él, además de generarme el empezar a juntar dinero para viajar por el mundo, me trajo recuerdos escolares. El patio de mi escuela se me vino a la mente, el recreo, mas precisamente.
Mi clase fue la creadora de tan complejo juego, al que nosotros denominabamos "las atrapadas". Básicamente, y como su nombre lo indica, el objetivo general del juego era atrapar al contrario y llevarlo a determinado lugar, previamente acordado por los jugadores. A su vez, los atrapados, podían ser rescatados por sus compañeros si éstos lograban llegar a esa base en donde los atrapados gritában y armaban quilombo porque querían seguir corriendo.

El espacio físico en donde se desarrollaba era en tooodo el patio, asi que había que correr lindo ahi. Lo que me llama la atención es que siempre jugábamos las nenas contra los varones no había grupos mixtos, quizás era para identificarnos mejor con nuestros compañeros de equipo, no teníamos chalecos de otro color para hacer mixta la cosa y así saber quienes estaban de nuestro lado y quienes no.
A mi me costó integrarme a ese juego... yo era medio antisocial en esa época, en serio. Así que cuando venía el recreo, intentaba esquivar a los organizadores de este juego porque siempre se venía la famosa pregunta: "¿Jugás a las atrapadas?". Ante mi reiterada negativa, no me lo preguntaron más.
Cuando terminaba el recreo todos llegaban transpirados al aula, con las caras coloradas y con algún pedazo de túnica colgando... es que el afán de atrapar al otro era tal que no había hilo del guardapolvo que resistiera.


Llegó un momento, en que me entraron a dar ganas de provar ese juego, estaban todos tan copados que me habían dado ganas de jugar... pero como no me invitaban más, seguía cortada en los recreos mirando como correteaban todos y todas.


(Acá vendría la parte en que narro como me invitaron a jugar, o capaz que me metí de viva, no lo recuerdo en realidad, y como no lo quiero inventar porque no le miento a mi público hago esta aclaración. Ahora sí, después de hecha esta salvedad continúo...)


Cuando me empezé a integrar a ese grupete de las atrapadas lo entendí todo, era buenísimo corretear tras los nenes de la clase y, una vez atrapados, llevarlos del brazo como presidiarios hacia la base de la cuál no podían salir salvo que uno de sus compañeros lo rescate.
Así que me hice experta en atrapadas y eso que me incorporé tarde al equipo, incluso he roto túnicas, cinturones (el de las túnicas de varones digo), corbatas e insignias por complir el objetivo que el juego me proponía: atrapar a los pibes.